Para hablar de “política de vivienda” primero debemos escoger el “punto de vista”, pues como sabemos, cualquier ángulo desde el cual se mire la cuestión, depende del “enfoque” desde el cual se “mire”. Y nunca se trata solamente del “objeto” (arquitectónico o no) si no de una estrategia para “construir ciudad”. La vivienda debe ser una parte de esa estrategia. Para lo cual precisa ser concebida con el ADN de “lo urbano” tanto sea la unidad aislada, apareada o en altura, ella debe contribuir a configurar la “fachada urbana”. Es decir, ser parte de un todo mayor (la ciudad) y estar pensada por ese motivo junto con los equipamientos públicos que permiten la vida social. Cuando se trata de vivienda en altura, la planta baja de las edificaciones tiene una enorme responsabilidad porque es ahí que la parte se conecta con el todo, se enraíza, hace urdimbre (o no). Por lo tanto, debe ser multifuncional, abierta y accesible, permitiendo una continuidad de la acera, de lo público en lo privado, aún en el régimen capitalista en que vivimos. Edificaciones generosas con el “bien común” es decir, con el espacio de todos. Edificaciones amables, convidativas, atravesables. Las políticas para conseguir eso dependen de cada país, de cada región, de la “cultura cívica”. Existen variadas referencias históricas, pero en esta materia nunca está dicha la última palabra, está siempre “en abierto”. Lo importante es que al pensar en “la vivienda” se piense en la ciudad. Las áreas residenciales ocupan la mayor parte del tejido de una ciudad y es en ellas donde se produce la renovación-transformación a lo largo del tiempo. Por ese motivo se trata siempre de la permanencia y modificación de ese tejido. El desafío es hacer con que las modificaciones enriquezcan y no empobrezcan “lo que ya está ahí”. Políticas públicas inteligentes y responsables con el bien común deben ser bien diseñadas. Y la ciudad muestra eso, o la falta de ello. Pero no hay recetas “cada caso es un caso”. Como máximo, algunas buenas “inspiraciones”. Por lo tanto, nunca se puede pensar la unidad habitacional fuera del ámbito urbano. Siempre “en contexto”. La vivienda es un problema estructural complejo que debe abordarse desde múltiples perspectivas. Toda intervención es siempre parcial, independientemente de la escala de que se trate, claro que algunas tienen mas “impacto” (negativo o positivo) que otras. Precisamos relativizar incluso las buenas referencias, tanto en lo que dice a las políticas públicas como de soluciones alcanzadas en determinadas épocas, circunstancias y contextos. No hay solución “universal”. Y en toda circunstancia la relación “con” y el tratamiento “de” las veredas y de la calle, es muy importante. Por ese este motivo vamos aprendiendo con los buenos ejemplos lo que puede hacerse y con los otros, “lo que no debe hacerse”, en un campo permanentemente abierto a la creación, donde el magma de lo socio-espacial es un “caldeirão” siempre en ebullición que demanda respuestas multidimensionales y multiescalares bien elaboradas. Hacer ciudad deseable de ser vivida, a través de la habitación ¡es el desafío! Precisamos revisar críticamente las tres velocidades de la dinámica residencial de finales del siglo pasado y lo que va de este, donde los sectores de altos recursos parten para la periferia conectados automovilísticamente o constituyen enclaves de privilegio en la ciudad existente (barrios “chic”), la baja clase media se instala en los barrios periféricos al antiguo centro de la ciudad sin urbanidad y los pobres se ven obligados a establecer zonas de habitación en áreas o edificaciones precarias por falta de opción. En el tema de la habitación y la ciudad es necesario elaborar soluciones a la altura de estas complejas situaciones garantizando condiciones de urbanidad para todos. Hay claramente una dificultad de acceso a la vivienda lo que demanda políticas de vivienda coherentes y consistentes en el corto, medio y largo plazo que requieren perseverancia y políticas ambiciosas. En toda América Latina precisamos más viviendas, adaptar la legislación vigente para la regulación del suelo, financiamiento para mejorías habitacionales y facilitar el crédito para la vivienda de interés social. ¡Pero no se trata de viviendismo y si de ciudadanía!
Viviendas de interés social en el Complexo do Alemão, Rio de Janeiro Jorge Mario Jáuregui |