Hay cosas que resultarían graciosas. Por ejemplo que a una pelota de fútbol, justo cuando se está jugando el partido, algún despistado le quiera buscar una parte de arriba y una de abajo. Sin embargo, a esa otra pelota que no para de dar vueltas por el espacio casi del mismo modo y a la que estamos todos agarrados, hace mucho unos ñatos muy sérios, cuando se les dio por dibujarla le pusieron norte a la parte de arriba (que era donde estaban parados ellos; por las dudas pa’no caerse) y el sur quedó para abajo (que es donde sobrevivimos nosotros, prendidos como podemos de las raíces). Y así quedó la cosa. Norte y sur; arriba y abajo; ricos y pobres; lindos y feos. Juicios de valor, que le dicen... Después, de tanto mirar el partido, aprendimos que la pelota no para nunca de dar vueltas. Y que hay momentos en que también estamos arriba... Jorge Dobal |