Bajo nivel de institucionalización de los órganos directivos, combinado con una perdurable inserción de los sectores populares por medio de los más diversas redes tacitas o ilícitas, desde las Unidades Básicas, los punteros, las agrupaciones barriales y sindicales hasta las barras bravas! Comportamientos informales pero estables suceden en la base social mientras en la cima rige la fluidez debido al bajo grado de organización del partido. Pero esta anomia es un rasgo singular que asegura su perpetua adaptación: la flexibilidad estratégica inexistente en partidos más orgánicos. Así, esta estructura flexible y dual funciona como una construcción antisísmica de dos plantas: en la de arriba los líderes nacionales pueden practicar el neoliberalismo o el setentismo, con suerte diversa. En el de abajo el "peronismo-peronista" persiste y se reproduce, garantizando la continuidad. Jorge Mario Jáuregui |