La ciudad contemporánea tiene su território pautado por la lógica del capital derivado de una "economía líquida", que fragmenta la estructura urbana multiplicando centralidades. La multipolarización de la mancha urbana caracteriza un crecimiento discontínuo con una distribución desigual de las inversiones en transporte, servícios, infraestructuras y "equipamientos de prestígio", obedeciendo a las tendéncias erráticas de la producción y el consumo del capital globalizado.

La dialéctica localización/deslocalización es la base de cualquier estructuración conectiva, lo que exige reformular las relaciones entre la ciudad, la urbanidad y el espacio público.