Los parangolés son cuerpos en el color y colores en el cuerpo; búsqueda de una "armonia desarmónica".

El objetivo de Oiticia era hacer deslizar el arte en dirección a lo real y aproximó lo real del arte; buscaba hacer del arte una acción real en el mundo. Le interesaba pensar radicalmente lo que significa ser artista, a partir de un espacio constituido en el tiempo y por el tiempo, concibiendo la experiencia como inmersión en la duración, produciendo transformaciones convidando el participante a conectarse y hacer conexiones, experimentando lo experimental.

Sus penetrables ofrecen la dinámica arquitectónica de albergue de la experiencia, a través de la participación del cuerpo y de su desplazamiento en el espacio, entendiendo el tiempo como um elemento activo (tiempo activo del samba). Se interesaba especialmente por la inclusión del tiempo en la génesis estructural de una obra.

El tiempo, en su dimensión de duración, garantizándole al arte la posibilidad de reestructurarse en una nueva realidad plástica no representativa, entendiendo la obra como una estructura orgánica, como un no-objeto, como un organismo vivo.

Repensó el color en el espacio a partir de la arquitectura y quiso abrir un universo de posibilidades con las experiencias ambientales, acoplando el color a la duración. Para él, el color era visto como el pasaje entre la materia y el espíritu; le interesaba el color en su inmediatez matérica, como pigmento.

Quería combatir la idea de arte como algo separado del ambiente que lo rodea y de ahí su búsqueda de reunificación de la arquitectura, la escultura y la pintura, en un nuevo agregado plástico. Su interés era la creación de ambientes no meramente utilitários o racionales, sino completos en su belleza donde la arquitectura aparecia como un campo estructurado por elementos mobíles y estáticos, cada uno transformable a su modo. Para Oiticica habitar es equivalente de relarcionarse y las relaciones pontenciales son la llave del espácio (topológico) un espácio-estructura relacional, configurado por elemenentos relacionables y redes de relaciones. La arquitectura como lugar vivencial transformable y el espácio arquitectural como un "campo" para la participación.

Por eso su aprehensión de la realidad se dirigia a la experimentación, buscando revelar la estructura genética de la acción plástica; cómo las cosas son generadas y cómo el arte duplica el mundo creando la posibilidad real del otro.

Hay algo de muy especial en la tentativa de Oiticica de captar el sentido de lo efímero en su alegria de existir; de la permanéncia de lo frágil, de lo imperfecto, de lo que está en transición, de lo que "está siendo", deviniendo...

Jorge Mario Jáuregui