"Es una capitulación del poder público” Por Soledad Vallejos “Los muros siempre son contra alguien”, señala el arquitecto Jorge Jáuregui, nacido en la Argentina, radicado en Brasil y autodefinido urbanista latinoamericano. “Cuando se levanta un muro, real o imaginario (porque muchas veces comienzan por lo imaginario y luego se van materializando), nunca se hace a favor de nada”, insiste, con la autoridad de haber estudiado el tema de cerca, tanto como uno de los materializadores del programa Favela Barrio en Río de Janeiro, como en su carácter público de crítico del muro para detener el crecimiento de las favelas de la misma ciudad. –Que se levanten estos muros en situaciones de frontera, en sentido social y político, ¿significa que fracasaron todas las demás respuestas posibles? –Pero sigue siendo un muro y permanece la intención de bloquear. –Porque persiste la idea de que, ya que no podemos tratar con la diferencia, separemos lo que está dividido, acentuemos la división. Pero son cosas que no pueden hacerse sin reflexión: se trata del de-safío de imaginar alternativas. –Río de Janeiro, Cisjordania, Tijuana, el caso –aunque notablemente de menor escala– de San Isidro: los muros parecerían estar generalizándose. –Sí. Y si se generaliza como "solución", en todo el mundo tal vez empiece a haber ciudades tan feas como San José de Costa Rica, que parece más un campo de concentración que una ciudad: por la calle, sólo hay cercas de hierro y rejas, una contaminación que inclusive reproducen las zonas más desfavorecidas. Eso alimenta la paranoia de la persecución y la inseguridad generalizada, todo el mundo se defiende de todo el mundo. En entornos así, nadie camina por la calle, los desplazamientos sólo son en auto. Es preciso lograr una conjunción de ciudad, urbanidad y espacio público, y si esos factores se combinan con espacios verdes, uno puede decir que está ante un lugar deseable de ser vivido. Un ideal podría ser el estado actual de Palermo –planteado como contenedor físico–, pero integrando clase media, alta, sectores populares: un ambiente donde las diferencias se articulen verdaderamente. No es posible integrar las diferencias, pero sí articularlas a partir de puntos en común. Y hay que lograrlo junto al disfrute de la urbanidad. No se trata de muros, sí de llenar las calles de gente: nada más seguro que una calle llena de gente.
Eco-límite proyectado para la favela de la Rocinha en 2004
Jorge Mario Jáuregui
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