Proyecto de Investigación
Teoría
de la Periferia
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Hoy la creatividad pasa por construir 1. EL CONTEXTO -
El contexto urbano y las nuevas herramientas de lectura Los procesos sociales desarrollados en la última década han implicado necesariamente la construcción de un nuevo pensamiento acerca de lo urbano. Los fenómenos que responden a la lógica de la globalización imperante, están influyendo y determinado un nuevo ordenamiento del espacio. La Ciudad ya no es solamente la cabecera de un territorio sino un punto de referencia en el flujo de intercambio entre las regiones. Intentando tomar un rol específico, jugar un nuevo papel, las ciudades compiten entre sí por el protagonismo regional. Su éxito o su fracaso estarán dados por su capacidad relativa de ofertar bienes y servicios, de presentarse como marcos físicos aptos para el ejercicio de la socialidad. Esta búsqueda de nuevos roles no admite un carácter meramente enunciativo.
Muy por el contrario, para concretarse, debe traducirse en la constitución
de nuevos escenarios para el desempeño del habitar. En este nuevo contexto, no sólo ha variado el concepto de Ciudad sino también, como lógica consecuencia, las herramientas para su comprensión y transformación. Las pautas clásicas de prefiguración que conllevaba la planificación tradicional no han logrado elaborar un nuevo cuerpo teórico capaz de alumbrar la práctica en el nuevo marco. Su valor ha sido relativo en los últimos tiempos. Su rol, en el mejor de los casos ha sido principalmente correctivo en vez de anticipatorio y prescriptivo. El diagnóstico pareciera ser el único producto posible. Las reflexiones se congelan en esa instancia, con la consecuente pérdida de los saberes específicos e irrenunciables de la proyectualidad y la ejecución. La Ciudad mientras tanto no espera que la alcancen sus técnicos y continúa en su proceso de construcción permanente. Desde los grandes emprendimientos inmobiliarios hasta el hábitat de la pobreza, los procesos urbanos siguen su curso, a pesar de la ausencia de marcos regulatorios y de planes que coordinen y orienten los esfuerzos de la sociedad. Se hace necesaria entonces la construcción de un nuevo campo de conocimientos, que no reniegue de la prefiguración y que para hacerla viable asuma la complejidad y diversidad de los actuantes, reconozca el nuevo marco para la acción, proponiéndose y llevando adelante intervenciones posibles y deseadas. El desafío de las Ciudades en este nuevo contexto es el de ser capaces de proponer su rol regional, diagnosticar lo preexistente, prefigurar los proyectos generales y específicos, generar sus marcos normativos, e implementar las modalidades de gestión necesarias para su transformación. Leer significa interpretar. La Ciudad preexistente debe ser comprendida como un texto complejo, heterogéneo, en el cual conformaciones y actuaciones, legalidad y espacialidad, no pueden ser escindidas. Reconocer esta relación es el paso indispensable para que las transformaciones estén ligadas con los significados y los valores que la comunidad convalida, reconoce y ejercita; con el pasado que recuerda y el futuro que anhela; con el reconocimiento y la elaboración de su identidad. Proyectar significa arrojar adelante, en definitiva alumbrar un camino a recorrer. El diagnóstico de las problemáticas urbanas no es visto entonces aquí como una meta final, sino como un punto de partida, como un necesario fundamento de la proposición. Proponer implica necesariamente configurar, dar forma, recuperando los saberes disciplinares específicos del proyecto. La prefiguración de conformaciones aptas para el Habitar. Gestionar es gestar, es hacer nacer, producir, constituir. Los proyectos tampoco son fines en sí, deben ser llevados adelante contemplando estrategias viabilizadoras. El consenso, el involucramiento mutuo de Estado y privados, de organismos y sociedades intermedias, de los diferentes sectores sociales. La producción de conformaciones aptas para el habitar. La tarea será entonces la de leer la Ciudad, elaborar sus diagnósticos, fundamentar en ellos los proyectos y hacerlos posibles mediante los marcos normativos adecuados y el desarrollo de las vías de gestión. Este saber al que aludimos no es una mera interdisciplina. No se trata de efectuar una sumatoria de conocimientos parciales provenientes del campo de la Sociología, la Economía, la Política, la Arquitectura, la Planificación, los Diseños, la Ecología, el Derecho, etc. Se trata de un nuevo saber que toma aspectos de los anteriores pero los reorienta y estructura en función de su objetivo, el Desarrollo Urbano, la prefiguración de la producción y ocupación de la Ciudad, la solución de las temáticas pendientes e impostergables para la dignificación del Hábitat. 2. LAS HIPÓTESIS -
La Periferia como centro La idea de Periferia como centro, intenta describir la necesidad de un posicionamiento otro para una construcción otra. La construcción de un discurso apropiado, debe "centrar" la cuestión de la Periferia al enunciarla como el rasgo distintivo de nuestras Ciudades, definiéndola como el lugar vivo, en constante transformación, donde las soluciones disciplinares se conjugan con una insoslayable dimensión política. Prefigurar la Periferia necesita entonces de una contextualización adecuada. No se puede pretender transformar con sentido aquello que se desconoce. No se pueden aplicar parámetros centrales para analizar y menos aún para gestionar un entorno con circuitos de producción y ocupación que le son propios. Es por eso que se hace necesario mirar la Periferia desde ella, tomarla como centro del análisis y la producción. No para autonomizarla, lo que implicaría un error simétrico al de desconocerla, sino para trabajar con sus propias categorías. La posibilidad de articulación de nuevos y viejos paradigmas de urbanización responde a una segunda dimensión, la temporal, de la contextualización, presentándose como una hipótesis de trabajo que intenta superar una visión dual por una integradora. La Ciudad latinoamericana y especialmente su Periferia afronta hoy uno de los procesos mas interesantes de su historia como escenario de disputa entre dos modelos urbanos. El modelo tradicional basado en una utopía de orden homogéneo y extensivo, de trama doméstica calificada por monumentos referenciales, de ámbitos de producción equilibrados con formas para el ocio, en una socialidad que ha aparentemente superado sus contradicciones. El modelo epigonal extiende, como consumación de la modernidad globalizante, las redes del mercado sobre un territorio organizado como archipiélago de contenedores autosuficientes (habitacionales, comerciales, culturales, productivos, etc.) donde la dinámica del flujo de información, movilidad y consumo reemplaza el concepto tradicional de espacio tornándolo en mera imagen. La experiencia histórica demuestra que los nuevos modelos no suplantan totalmente a los anteriores, sino que se suman y amalgaman en estratos sucesivos dejando su impronta sobre el territorio. Ambos modelos urbanos deben ser visualizados como confluyentes a este territorio de borde, como polos de una complementación, en función de una estrategia que se pretenda ejecutiva. La redefinición del rol del Municipio como expresión del nuevo Estado, ya no omnipresente pero sí árbitro encauzador, racionalizador de los esfuerzos de la comunidad, constituye el tercer concepto base. La nueva dimensión del poder público está directamente asociada a los procesos de transformación del Estado. El poder ya no reside en la obra pública excluyente impuesta al territorio, sino en la obra concertada, inserta en una estrategia de desarrollo consensuada, atenta a las demandas y aportes del conjunto de la sociedad. En este nuevo contexto el Municipio aporta como institución un rasgo que le es propio e insustituible, la presencia directa sobre el territorio, la cercanía a las demandas y soluciones, en definitiva la forma mas directa y primaria de representación de lo público. El abandono de determinadas temáticas por el poder estatal, de resultados diversos sobre la socialidad imperante, tiene como contracara la posibilidad de aprovechamiento de esta redefinición de roles para fundar una nueva política de gestión donde lo público lejos de desaparecer como dimensión, logre en cambio concretarse y hacerse presente en formas más directas y esenciales, fortaleciéndose en sus ámbitos básicos. La relación directa del municipio con la sociedad y su territorio, representa entonces el punto de partida de las nuevas formas de la planificación, ya no centralizada y distante sino arraigada y próxima, capaz de recoger las demandas, estructurarlas y proponer en forma concertada las respuestas. 3. LA PROPUESTA -
Hacia una estrategia urbana Las condiciones necesarias para la formulación de una estrategia son las de referencia, accesibilidad y habitabilidad. Referencia que defina el territorio de lo propio, Accesibilidad que de cuenta del valor relativo del territorio en la región, Habitabilidad que determine las pautas de desarrollo. El Municipio como identidad específica y como entidad incorporada a la lógica de la metrópoli. Síntesis de institución y región, identidad y entidad, pasado y futuro, tradición y modernidad, barrio y centro, nudos y nodos, habitación y producción. Los lineamientos enunciados deben necesariamente traducirse en un esquema de Estrategia Urbana que los conjugue en una propuesta estructurada y totalizadora. Se debe dar cuenta de un contexto mayor donde las especificidades cobran sentido en su interrelación y determinación mutua, configurando sistema. El problema de los centros es también el de su accesibilidad. El problema de los flujos cobra sentido como articulación de espacios significativos. El problema de la espacialidad pública y privada está ineludiblemente ligado a la posibilidad de referencia y acceso. Es por eso que no puede pensarse en la resolución de los centros a partir de operatorias de mera cosmética urbana, entender los nodos conflictivos como problemas inconexos de ingeniería vial, o dejar librados los tejidos a un crecimiento aleatorio. El modelo proyectual para los municipios del Conurbano debe ser capaz entonces de relacionar las áreas de actuación propuestas a partir de tres grandes categorías temáticas, cada una de ellas derivada de un recorte del territorio y de diferentes modelos de desarrollo. La Referencia es la categoría fundante en la construcción de la identidad comunal, asociada al área central, derivada del urbanismo tradicional. La Accesibilidad es condición necesaria para la incorporación del Municipio en los nuevos modelos regionales de desarrollo. La Habitabilidad es la categoría que refleja los modos de producción y ocupación del espacio público y doméstico. El eje estratégico de construcción de la referencia, está dirigido a la capacidad que debe tener el territorio de individualizarse como entidad reconocida en la región, y a su vez de reconocer a su interior las diferentes modalidades y escalas de identidades parciales que lo constituyen. Referencia, sobre todo en un territorio de reciente formación como el de nuestro recorte, constituye el punto nodal de la estrategia, en tanto fundamento de la necesidad de un proyecto común. La referencia, asociada a la identidad del territorio, es por lo tanto construcción permanente, tradición recordada y futuro anhelado. Estas dimensiones substanciales de la referencia, como materialización de la identidad, requieren por lo tanto de la conjunción de acciones destinadas a la consolidación de la singularidad existente y a la proyección en continuidad de la por venir. No sería lógico partir de una visión de la referencia y por ende de la identidad solamente vinculada a lo histórico, en un territorio relativamente nuevo y de reciente reconocimiento como entidad. La referencia debe necesariamente estar ligada a las nociones de tradición y de modernidad en tanto polos de un eje semántico a sintetizar. A partir de la idea de complementariedad de los modelos urbanos superpuestos en el territorio podemos establecer una primera distinción de acuerdo a las preexistencias y potencialidades de los recortes de actuación áreas de centralidad tradicional de áreas de nueva centralidad, en función de los paradigmas urbanos de referencia. Garantizar un sistema de trama eficiente es fundamental para el éxito de la estrategia. No existe desarrollo posible del territorio sin esta estructura organizacional. Esta es quizás la última dimensión de lo público, aquella indispensable como la mínima expresión del espacio de todos, la que permite no sólo la función conectiva o de canal de infraestructuras, sino la que construye Ciudad en tanto vínculo entre lo colectivo y lo doméstico. Las múltiples implicancias de una trama deficiente van desde la falta de integración de los Municipios al sistema metropolitano hasta la falta de integración de amplios sectores barriales a la estructura del propio territorio de análisis. El cuestionamiento de la trama pública, que parecen traer aparejados los discursos fundamentalistas de la segregación espacial, no pueden dejar sin embargo de necesitarla. Aún las estructuras de archipiélago idealizadas en estos modelos necesitan de un sistema de ejes estructurantes entre islas. La respuesta a éste contexto deberá pasar por abandonar los extremos de extensión indefinida o de autosuficiencia insolidaria, posicionándose a partir de un nuevo deslinde de las injerencias públicas y privadas, preservando la idea de un soporte continuo y extendido pero calificándolo en un sistema jerarquizado. El concepto de habitabilidad alude a la sistemática de la vida cotidiana en relación a sus escenarios, esto es a la capacidad del territorio en ofertar un marco adecuado al desarrollo de las diferentes prácticas sociales. En rigor el concepto de habitabilidad excede con creces los alcances que se le asignan en este escrito. Lo definiremos a los efectos del mismo en los aspectos que junto a la referencia y a la accesibilidad terminan de configurar los escenarios de proyección del territorio. El concepto de habitabilidad en rigor los incluye y abarca. Aquí por reduccionismo se lo utiliza para determinar las condiciones de los espacios de la vida cotidiana, de la prefiguración de los espacios públicos y privados de la vida diaria, por fuera de la referencia diferenciada y de los ámbitos de la moción. En esta acepción parcial la configuración de los tejidos resulta ser el soporte excluyente así como fueron los centros en la referencia y la trama en la accesibilidad. Cuando se norman los tejidos se lo suele hacer en función de pautas morfológicas que atienden a la configuración, esto es a una mirada externa y objetiva. Indicadores morfológicos vinculados a otros de uso parecieran resumir el carácter de las configuraciones en el desarrollo del par forma - función. En rigor estas miradas canonizadas hacen de los tejidos entes de organización y de objetivación, pero no alcanzan a referirse a sus valores como configuradores del escenario urbano. La actuación sobre la manzana como unidad de análisis, resulta una abstracción frente a la percepción cotidiana donde la cuadra pasa a ser la unidad de referencia. Mientras el análisis vincula en la unidad manzana cuadras opuestas fruto de una lectura externa, la cotidianeidad relaciona cuadras enfrentadas configurando calle. Del mismo modo los cuadros de usos permitidos e imposibilitados, guardan relación con la mirada que la zonificación imponía a los orígenes del urbanismo de la modernidad, desconociendo la mixtura y consiguiente riqueza que caracteriza la simultaneidad de prácticas sociales de la Ciudad en especial en la Periferia. La introducción de un modelo teórico mas abarcativo como el de tipos configurativos y semánticos (Ver "La incógnita del Gran Buenos Aires" R. Doberti y otros Convenio FADU - CAPBA III, Morón 2000), así como una mirada que incluya la contextualización junto a lo configurativo y lo organizativo en las decisiones morfológicas acerca del tejido redundará en una mayor efectividad a la hora de incidir en su desarrollo contribuyendo así a una mejor habitabilidad. El Municipio debe encarar el siglo XXI partiendo de la confirmación y construcción de sus centralidades como referencias que lo distinguen e identifican, de la articulación de un sistema de conectores que garantice las nuevas modalidades de intercambio a escala municipal y regional, y de la consolidación y desarrollo de sus tejidos. Las modalidades de gestión propuestas deben tener en cuenta las diferentes escalas de los emprendimientos, posibilitando el protagonismo de actores diversos, privados y estatales; grandes, medianos y pequeños. La heterogeneidad y relativa autonomía de gestión de las distintas intervenciones, entendidas como piezas, las deberá viabilizar aún cuando la estrategia no se complete en su totalidad. La apropiación de la estrategia por el conjunto de la comunidad, se potenciará así a partir de las diversas apropiaciones parciales de proyectos específicos correspondientes a distintos sectores sociales. Esta formulación intenta establecer una política urbana, que lejos de constituirse en un corsé, represente la apertura de una multiplicidad de posibilidades de acción. Este modelo expuesto aquí en forma sintética cuenta con aplicaciones específicas, en la concreción del Plan Director de Desarrollo Urbano del Municipio de Malvinas Argentinas (1999), en los estudios para el Plan Estratégico del Municipio de Luján (2001), y en el desarrollo de algunos proyectos específicos como el Area de Nueva Centralidad Poolvorines - Nogués (2000). Estos trabajos han merecido en dos oportunidades el Premio Anual de Arquitectura y Urbanismo que otorga el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires (area investigaciones urbanas 1999 y area proyectos urbanos 2000).
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